Peter Gabriel - segunda parte
La fija
Los primeros cuatro discos de la etapa solista de Gabriel llevan por título su nombre acompañado del número respectivo. Así entonces se los conoce como Gabriel 1, 2, 3 y 4, aunque el arte de tapa de cada placa de alguna manera también los bautiza. Por lo tanto Gabriel uno, en el que se lo ve al quía asomado a la luneta de un auto azul se lo conoce por “Car”, Gabriel dos por “Scratch” ya que aparece como rasguñando la foto con sus “garras”. El tres, por su parte, es llamado también “Melt”, ya que la mitad del rostro de Gabriel aparece derretido, como si fuese un muñeco de cera expuesto a un alta temperatura. El cuarto es un tema, al menos para mí. Si bien es de los cuatro el que más me gusta, aunque todavía no nos ocupamos de lo musical, digo que es un tema con respecto a esto de los sub-nombres o meta-nombres. Y es que en la tapa se ve una especie de máscara, un tanto terrorífica, con cierto aire sadomasoquista si se quiere jaja, no obstante lo cual se lo conoce como “Security”. Seguridad. Tomando este criterio “inspirativo” es que uno se confunde un poco…, supongo que tendrá que ver con la necesidad de ocultrase tras una máscara para lograr la tan mentada «seguridad». En fin. Gabriel dijo en algún momento que esta sucesión de álbumes era como fascículos de una revista. Lo cierto es que se percibe una suerte de correlato entre ellos. El primero, en el cual colaboran verdaderos talentos como Peter Hammill, Robert Fripp, Kate Bush o Jerry Marotta por ejemplo y cuenta con la producción de Bob Ezrin mas tarde muy conocido por producir The Wall de Pink Floyd, data del año 1977. Temas como “Solsbury Hill”, una suerte de canto de liberación, o “Here comes the flood”, bonito himno de ribetes épicos, son quizás los temas más recordados, aunque es un disco parejo en general y son también interesantes “Excuse me” o “Humdrum”. Scratch es un poco más oscuro. Este segundo disco, de 1978, da la impresión de ser la calma antes de la tormenta que desatarán los próximos dos, especialmente Security. Robert Fripp, el eterno Tony Levin y Jerry Marotta son sus principales laderos en este laburo, y el segundo corte, “Mother of violence”, tal vez sobresalga, al menos en mi humilde y subjetiva opinión, por la dulzura y melancolía del piano gabreliano, acompañado por el slide guitar de Sid McGinnis y todo esto amalgamado con una retórica inquietante. Por supuesto no es lo único del disco. “Exposure” con Fripp como co-autor o “Perspective”, sólo por nombrar un par, resultan atrayentes. En 1980 ve la luz Gabriel tres o Melt como quieran llamarlo. Aquí aparece David Rhodes en la viola, que sin duda imprime su sello, y lo seguirá haciendo a lo largo de la carrera solista de Gabriel. Marotta la descose con la percu, el pelado Levin se dedica a tocar el stick y deja en el bajo a John Gibblin, un pibito que la mueve un poco. Vuelve Kate Bush y Fripp sigue haciendo de las suyas. La placa arranca con “Intruder”, un primer mazazo que nos dejará turulatos para luego seguir pegando con “I don´t remember”, el perfecto “Games without frontiers” y “ Not one of us”, pera cerrar con ese terrible homenaje a Stephen Biko, lider de la lucha contra el appartheid, asesinado en septiembre de 1977, llamado justamente “Biko”. Y llegamos al último de la saga. Año 1982 y aparece Security, uno de los dos versionados en alemán. Sí, cantado en alemán. Un idioma con una estructura y una fonética tan particular, tan dura, cerrada. Y el tipo traduce, adapta, y canta todo el disco en alemán. Rarezas a las que Gabriel nos tiene acostumbrados. Además de piano, flauta, voces, Gabriel le entra al surdu, marimba, se mete un poco con la percuta. Y lo hace bien. Vuelve a contar con Hammill entre sus filas (no podía ser de otra manera dado el perfil del disco), su esposa en ese momento, Jill, hace coros y Levin, Marotta, Rodhes, en fin, toda la “caterva”, los chochamu. El disco arde. “The rhythm of the heat” estalla de movida. Baja un par de cambios con “San Jacinto” y vuelve a la carga con “Shock the monkey”, tal vez el tema comercial de la placa pero no por eso menor, “Lay your hands on me” y “Kiss of life” que nada tiene que ver con el tema homónimo de Sade. El laburo está apoyado en una percusión demoledora, inspirada en ritmos africanos, cosa que ya había manifestado en la placa anterior y que será uno de los rasgos de su obra toda y también de la orientación que dará a su productora. Pero eso es harina de otro costal. Seguiremos en la próxima…
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