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el viento

poesía

Silvia Favaretto - Italia 1977

ETERNITÁ

          Albero vecchio, albero grande,    

più vivo della pietra,    

più duro della carne,       

tu che conosci il sole    

per il fatto di aspettarlo tra l’abbraccio dei tuoi rami    

da tanto tempo       

dimmi se ha nome    

il propietario barbuto    

della terra su cui tu ed io camminiamo.       

Albero vecchio, albero grande,    

più vivo della pietra,    

più duro della carne,       

tu che hai visto dall’aiuola del mio giardino   

 la fanciullezza di mia nonna, la giovinezza di mia madre    

e vedrai, forse, la vedovanza della mia vecchiaia       

dimmi se gli occhi dei miei nipoti    

avranno un giorno il colore di mandorla    

della tua corteccia.       

Albero vecchio, albero grande,    

più vivo della pietra,    

più duro della carne,      

nella nostra disperata necessità di eternità    

la tua immutabilità mi domina,    

e, sotto le tue fronde    

canto,    

e quando il mio canto diviene ombra,    

taccio.   

    

Albero vecchio, albero grande,    

più vivo della pietra,    

più duro della carne,       

Non mi importa che paralleli al tuo tronco    

abbiano fluttuato i cadaveri di Regina e dei traditori    

nè m’importa che i tuoi rami abbiano alimentato i roghi   

dove uccisero le mie sorelle    

nè che della tua stessa polpa fosse fatta la croce,     

sottile vendetta del demonio.    

Non mi importa.       

Albero vecchio, albero grande,    

più vivo della pietra,   

più duro della carne,       

tu sei il ponte di legno    

tra Dio e le creature mortali    

ed io mi appresto    

ad attraversare con l’anima    

i secoli di fragore      

scritti nelle venature della tua pelle.  

   

ETERNIDAD

  

     Árbol viejo, árbol grande,       

más vivo que la piedra,    

más duro que la carne,      

tú que conoces el sol    

por esperarlo entre el abrazo de tus ramas  

desde tanto tiempo       

dime si tiene nombre    

el dueño barbudo    

de la tierra que tu y yo pisamos.      

Árbol viejo, árbol grande,    

más vivo que la piedra,    

más duro que la carne,       

tú que has visto desde el cantero de mi jardín    

la niñez de mi abuela, la juventud de mi madre    

y verás, talvez, la viudez de mi vejez       

dime si los ojos de mis nietos    

tendrán algún día el color almendrado    

de tu corteza.        

Árbol viejo, árbol grande,    

más vivo que la piedra,    

más duro que la carne,       

en nuestra desesperada necesidad de eternidad    

tu inmutabilidad me domina,    

y, bajo tus frondas    canto,    

y cuando mi cantar se hace sombra,     

callo.       

Árbol viejo, árbol grande,    

más vivo que la piedra,    

más duro que la carne,       

No me importa que paralelos a tu tronco    

hayan fluctuado los cadáveres de Regina y  los traidores    

ni me importa que tus ramas hayan alimentado las hogueras    

donde quemaron a mis hermanas    

ni que de tu propia pulpa esté hecha la cruz,    

 sutil venganza del demonio.     

No me importa.       

Árbol viejo, árbol grande,    

más vivo que la piedra,   

más duro que la carne,       

tú eres el puente de madera    

entre Dios y criatura mortal    

y yo me apresto    

a cruzar con el alma    

los siglos de fragor     

escritos en las vetas de tu piel.  

RIMESCOLO IL MARE DENTR DI ME  

    Quando sarò angelo  

vivrò nel faro...  

Piangerò guardando le luci delle navi  

 allontanarsi nella notte...  

sentirò nostalgia  

di cose mai avute...  

Griderò imprecazioni al vento  

(perchè gli angeli non hanno genitori)  

e strapperò una ad una  

le piume delle mie ali,  

 disperata e sanguinaria  

per la cattiva sorte  

che mi ha dato  

meravigliose ali leggere  

e un corpo  

troppo pesante per volare...      

AGITO EL MAR DENTRO DE MI      

Cuando sea ángel  

viviré en el faro...  

Lloraré mirando las luces de los barcos  

alejarse en la noche...  

sentiré nostalgia   

de emociones nunca tenidas…  

Gritaré imprecaciones al viento  

(porqué los ángeles no tienen padres)

y arrancaré una a una  

las plumas de mis alas,  

desesperada y sanguinaria  

 por la mala suerte   

que me ha dado  

maravillosas alas ligeras   

y un cuerpo   

demasiado pesado para volar...  

TEMPORALI

           Echi di bomba    

dai profondi pozzi sotterranei    

delle mie interiora.          

La paura tremula    

ancora sconquassa la miacarne e il mio respiro.       

Quando fuochi artificiali    

o frecce tricolori    

portano rumore festoso    

è solo il dolore antico che si ridesta.          

 Echi di bomba    

dai profondi pozzi sotterranei    

delle mie interiora.                


 

      TEMPORALES          

Ecos de bomba    

desde los profundos pozos subterráneos    

de mis entrañas.          

 El miedo trémulo    

todavía destrozan    

mi carne y mi respiración.          

Cuando fuegos artificiales    

y flechas tricolores    

llevan ruido a fiesta          

Es sólo el dolor antiguo que se vuelve a despertar.          

Ecos de bomba    

desde los profundos pozos subterráneos    

de mis entrañas.          



María Gabriela Piccini

El hombre es siempre un hombre interrogante
Abierto en el asombro y en la duda
Si admira o si se espanta, lo suspenso
Acaba convirtiéndolo en pregunta.
                                       Gabriel Celaya
 
 

Pregunto al rocío
al llanto del mar
al vacío y al circulo. 

Pregunto en cada orilla
de este cielo inconcluso
y a la noche no prevista
que llevo entre las manos 

 

Pregunto por el hambre
por el sueño que no sueño
y por el fondo de esta piedra
que se quiebra
se atraganta
rueda mal cortada
y sigue siendo 

 

Soy una pregunta
entre dos párpados
entre la boca de mi piel
y mi conciencia 

 Y la respuesta
se disfraza
me ronda
no se para
se perfuma
se acicala
cubre su ironía
con un velo de rocas
y silente
sonríe y se promete
la asesina

Gabriel Impaglione

Convoco a los poetas con guitarra

compañeros poetas

a los hermanos

en un día de torre con campana

en hora dolorosa de amapolas

en un minuto de terminante basta.

Debemos dar batalla.

Por cada bomba cien versos rigurosos

por cada disparo una paloma.

No podemos ser indiferentes al osario,

no se puedeya no se puede másmorir de espaldas. 

Llamo a los periodistas con honor,

compañeros periodistas,

a los hermanosa la urgente Asamblea Universal de la Etica.

Debemos recuperar la palabra,

ejercer la verdad a todo o nada,

romper el muro de aplausos a la barbarie.

La feroz perversidad del silencio. 

Por cada astilla de hueso quemado

por cada vómito de plomo sobre el Líbano

seis nombres de genocidas en primera plana

encabezando las imagenes del infierno.

Que les caiga el desprecio de sus hijos

la condena de los pueblos,

el espanto brutal de las víctimas mordiendo la conciencia. 

Ay Hermanos

no podremos mirarnos a los ojos

ni hablar de poesía y de mañana

ni echar a volar sueños de un gran pan amarillo

para todosno podremos cantar banderas y domingos

amor justicia

verdad…no podremos.

No podremos pronunciar voces tan simples.

No podremos. 

Ya se sabe toda esa gente que anda los salones

con la palabra libertad en la solapa. 

Estan rompiendo el mundo, compañeros.

Lo acuchillan día a día.

Esos siete fanáticos de grandes bolsillos

estan partiendo el mundo a pedazos. 

Y entonces

ahora y aquí

nosotros

nada?

aldo novelli - argentina

Medio Oriente                                      

En la pared, había unos gorriones; de pronto,  

  su estiércol caliente cayó sobre mis ojos.     

                                         Tobías.-

Gorriones sin cabeza

vuelan desconcertados

entre delicados hilos de sangre. 

               

armando tejada gomez - argentina

Días de osario

Y qué ver o qué hacer, qué gemir, qué clamar,

 

qué de qué, quién a quién, qué decir, qué esconder,

 

dónde ir, dónde estar, qué vivir, qué rogar,

 

qué pedir, qué comer, qué se puede poder,

 

cómo ser o no ser, qué morir, dónde andar,

 

dónde, cuándo, qué qué, cómo y en qué lugar

 

puedo ver o gritar y oír o saber o llorar

 

sin llorar y escupir y morder y llorar y putear

 

animalmente inerme, colosalmente arriba del llanto

 

colosal?

  

Bañado en sangre, sangro, sangras, sangran,

 

sangramos

 

la gota, el cubo negro, la filtración del odio,

 

la rajadura infame la rotura sin término,

 

el chiflón de aire muerto que nos inmola a todos

 

más allá de este exiguo esqueleto de sombras

 que ha vejado la vida sin posible retorno. 

Ojos de no, modales de la boca torcida,

 

clausurada en un nudo ciego de impunidades,

 

manos cómplices, piernas para huir del gemido,

 

orejas taponadas de arena miserable

 

para sobrevivir a la muerte en la muerte

 de estos días de osario sin perro que les ladre. 

Arrinconado, lejos de la sal y el fuego,

 

a buen recaudo bebo el vino de una lágrima

 

y usted y vos y aquellos y yo y ellas y ellos

 

tapamos el aullido que aulló en otra casa

 

sobreentendiendo, encima de las miradas breves,

 

que lo que no nos pasa a nosotros, no pasa.

  

Y qué ver que no mira? Y qué hacer que no hace?

 

Qué de qué, me decía ¿Qué decir cuando calla?

 

Cómo? Qué cómo, como? Yo como como

 

como!

 

Quién con quién se decían todo sin decir nada?

 

Dónde ir? Dónde estar? Dónde quemar el tedio

 

culposo, carcelario, de este fin de semana?

  

Y usted sabe y yo sé; y vos sabés, sabemos

 

por hechos interpósitos que la muerte no cesa,

 

que ayer jadeó a tu puerta, que jadea en la mía

 

con resuellos de espanto y una espesa violencia,

 

aunque no nos miremos y hablemos de otra cosa

 

y el soborno del miedo nos pague con ceniza.

  

Quién dispone la muerte, proveerá la vida?

 

Con qué? De qué talego extraerá el latido?

 

Quien mata muere. A hierro. Se irá haciendo

 

fantasma

 

aunque no ve al óxido que llevará consigo,

 

la niebla, el modo oscuro, la soledad, el vértigo,

 

el temporal de gritos que aturde al asesino.

  

Quien otorga callando, salvará sus sandalias?

 

Y dónde irá más luego? Conseguirá salvarse?

 

A sus ojos, estéril será todo camino

 

y el prójimo y el árbol y el agua y el paisaje

 

porque mató callando el honor del sonido

 

y ha herido para siempre la dignidad del aire.

  

En estos días torvos, torpes, tupidos días,

 

vi reír, vi cantar, vi contar, vi mentir,

 

vi y no vi, no escuché, dijo no y no miré

 

el contorno de horror que salía a morir

 

porque no, por quizá, porque y qué, por amor,

 

por dolor, qué carajo, porque no y porque sí.

  

Pero estuve y no estoy, pero he muerto y no sé;

 

pero vivo y no soy, pero soy y estoy

 

entrevivo, entrevos, entresobre el dolor,

 

sobremuerto y quizás sobrevivo por hoy

 

para mí, para ver sin piedad la piedad,

 

insepulta, podrida de todo corazón!

  

Y quién? Y cuándo? Y cómo enjugarás el llanto?

 

Ese. El que no has llorado. El que aguarda en tus

 

ojos.

 

Ese alud de martirio que empuja en tu silencio

 

y hace doler doliendo bárbaramente todo?

 

Quién vendrá con el bálsamo aunque también

 

herido,

 

a cerrarnos la sangre y a desangrar al lobo?

  

Algo ha muerto muy hondo. Es la índole verde

 

la vida se ha quebrado con un crujido sordo;

 

un estampido lejos, un remoto derrumbe

 

ensordece la boca con un siglo de polvo.

 

aquél país, aquella situación de los sueños,

 

las palabras ardiendo, este amor, esos rostros

no volverán ya nunca, son materia de olvido,

 

murallones de sombra por donde trepa el moho.

  

Esta es la muerte a secas la entraña del vacío.

 

Sobrenombre del odio, nada la sobrevive.

 

Por añares de fuego no volverá la hierba

 

ni el pájaro ni el agua ni el aire ni el rocío,

 

aunque las ceremonias rituales continúen

 

como una danza muerta, baldía de sentido.

  

Así fue al otro día de la muerte de Abel:

 

ceniza desolada. Así debe haber sido:

 

de soledad insufrible. Un retorno flagrante

 

al animal de fondo, a un pozo de colmillos.

 

Así. Como este día cegado de horizonte

 

donde duele el otoño como un viejo silicio.

  

Yo Caín, sobre el hondo misterio de ser hombre,

 

sobrevivo en la muerte: vencedor y vencido.

  

Bajo Estado de Sangre - Torres Agüero Editor - 1986

 

Tomado de www.isla-negra.zoomblog.com

   

 

MAHMUD DARWISH - palestina

TENGO LA SABIDURÍA

 

DEL CONDENADO A MUERTE

                

Tengo la sabiduría del condenado a muerte:

 

no tengo cosas que me posean.

 

He escrito mi testamento con mi sangre:

 

“¡Confiad en el agua, moradores de mis canciones!”.

 

He dormido ensangrentado y coronado con mi mañana...

 

He soñado que el corazón de la tierra era mayor que

 

su mapa

 

y más claro que sus espejos y mi cadalso.

 

He creído que una nube blanca me

 

ascendía,

 

como si yo fuera una abubilla con el viento por alas.

 

Y al alba, la llamada del sereno

 

me despierta de mi sueño y de mi lenguaje:

 

vivirás en otro cadáver.

 

Modifica tu último testamento.

 

Se ha retrasado la fecha de la segunda ejecución.

 

¿Hasta cuándo?, pregunto.

 

Esperaré a que mueras más.

 

No tengo cosas que me posean, respondo,

 

he escrito mi testamento con mi sangre:

 

“¡Confiad en el agua,

 

moradores de mis canciones!”

 

Y yo, aunque fuera el último,

 

encontraría las palabras suficientes...

 

Cada poema es un cuadro.

 

Pintaré ahora para las golondrinas

 

el mapa de la primavera,

 

 para los que pasan por la acera, el azufaifo

 

y para las mujeres el lapislázuli...

 

El camino me llevará

 

y yo le llevaré a hombros

 

hasta que las cosas recobren su imagen

 

verdadera,

 

luego oiré lo genuino:

 

cada poema es una madre

 

que busca a su hijo en las nubes,

 

cerca del pozo de agua.

 

“Hijo, te daré el relevo.

 

Estoy encinta”.

 

Cada poema es un sueño.

 

He soñado que soñaba.

 

Me llevará y le llevaré

 

Hasta que escriba la última línea

 

en el mármol de la tumba:

 

“me he dormido para volar”.

 

Y llevaré al Mesías zapatos de invierno

 

para que camine como los demás

 

desde lo alto de la montaña hasta el lago.

  Traducción del árabe: 

María Luisa Prieto.

Tomado de www.poesiaarabe.com

  

 

BASSAM HAYYAR - libano

LAS CARRERAS DEL DOLOR

 

Ponte en marcha, si aún es posible ir.


Llévate la blancura de las paredes, el cobre de los potes y los silencios del paseo en las avenidas. Llévate los

 

visitantes del aburrimiento, los deseos ciegos y el dinero artificial de las risas. Me he curado de mi tristeza y he

 

enterrado sus cenizas en la grava.


La rechacé y la sepulté en las piedras. Curado de mi esperanza de curarme, la llevo en mí como una inflamación

 

del cerebro o una hinchazón de los párpados.


Me he curado de tu amor. Ahora puedo vivir.

 

 
 

OTRO HOMBRE

 

¿Todo se acabó de verdad?


Dejaron las copas y las sillas


Y yo me quedo aquí, solo


Para apagar la luz y dormir.


¿Y si están escondidos detrás de las puertas


O detrás de las paredes


esperando?


¿Y si después que yo cierre los ojos


La noche empieza en mi ausencia?

  *Poeta, critico literario y traductor. Obras: Las preocupaciones de un hombre muy tranquilo (1980), La historia del que se enamoró del canario (1996), Algunas cosas (1997). 

 

sargón bulus - iraq

RETRATO DEL IRAQUÍ DE 
LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Lo veo aquí o allí:

su mirada extraviada en el río

de las calamidades, la nariz arrancada

en el cementerio de las matanzas, el vientre, que ha triturado

el trigo

de la locura en los molinos de Babilonia

durante diez mil años...  

Veo su imagen,

cuyo marco se ha perdido

en las explosiones de la historia recuperada,

evocando sus rasgos como espejo

que nos sorprende cada vez

por su elevada capacidad de disipación.  

En su frente clara

podrás ver, c

omo en las páginas de un libro,

las filas de los invasores,

igual que en una película en blanco y negro:

dale una cárcel y una tumba,

dale un exilio,

cualquier aquí o allí.

Y, a pesar de ello, podrás ver

las catapultas que destruyen las murallas

para elevarse otra vez más.  

Y de nuevo asciende Uruk  

(Publicado en el periódico Al-Hayat, el 10 de septiembre de 2003)  

Tomado de www.poesíaarabe.com